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El factor humano.

El ser humano no es indiferenciado. Lo mismo cabe decir de las organizaciones o colectividades. Cada uno es singular en su origen, preferencias, valores, estilo, trayectoria.

En consecuencia, no puede haber un mismo planteamiento para destinatarios diferentes, aunque les afecte el mismo o análogo statu quo. Nuestra visión está preferentemente dirigida a la persona u organización que nos ha confiado sus intereses, para lo que consideramos sus singularidades y elecciones. No se trata de procedimientos estándar, sino de alternativas que convienen especialmente a cada persona, empresa o colectivo. Pensamos que uno de las limitaciones de nuestro trabajo profesional se encuentra en la no investigación suficiente de las alternativas que son aceptadas por los interesados.

Las soluciones son para las personas. La valoración sobre el resultado final de cada asunto debe juzgarse a la luz de las necesidades del interesado.

En este marco humano, el elemento emocional también debe tener su valoración. La persona es inescindible de sus componentes emocionales. No considerarlos, lleva a olvidar que los sacrificios deben ser proporcionales al objetivo propuesto.

“El que no aplique nuevos remedios debe esperar nuevos males, porque el tiempo es el mayor innovador”

(Fracis Bacon)